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El término Smart Grid se utiliza para referirse a la red de distribución eléctrica inteligente. Se definen como inteligentes las redes bidireccionales, capaces de transmitir electricidad en ambos sentidos. Esto permite, entre otras cosas, que las viviendas y los distintos negocios puedan convertirse en un momento dado en pequeños productores de electricidad y no ser solo consumidores como hasta ahora.
Las Smart Grids son básicamente redes de distribución eléctrica combinadas con modernas tecnologías de información, que proporcionan datos tanto a las empresas distribuidoras de electricidad como a los consumidores. Esto supone una ventaja para ambas partes, aunque el funcionamiento de esta red de distribución inteligente es más complejo que el de la red eléctrica actual.
La telegestión
Para dotar de inteligencia a las redes eléctricas tradicionales, se añaden contadores de lecturas telemáticas que permiten conocer consumos en tiempo real, tanto para la compañía como al usuario final. Además, con estos datos se pueden conocer hábitos de consumo y mejorar la eficiencia de la red, así como contribuir al ahorro energético.
Una combinación ideal dentro de las Smart Cities de hogares con generación distribuida, Smart Grids y contadores inteligentes, permiten al consumidor conocer en tiempo real cuánta energía está consumiendo y a qué precio, para decidir si quiere desconectarse de la red para autoconsumir energía de su propia generación.
Service center o centro de operaciones
El Service Center o centro de operaciones es el puesto encargado de recibir y gestionar todos los datos que llegan a través de la Smart Grid a tiempo real.
Las Smart Grids disponen de elementos de información y control en los centros de operaciones, lo que hace posible conocer la situación de la red e incluso actuar de manera remota sobre interruptores y otros elementos, contribuyendo a identificar y solucionar con mayor rapidez los problemas técnicos que se produzcan.
El proyecto de Smart City contempla que existe como mínimo un Service Center por ciudad, donde llegan todos los datos de consumo, generación y estado de la red eléctrica.
Gracias a las nuevas tecnologías, el Service Center puede advertir cualquier incidencia en la red en el mismo momento en que se produce, ya que algunos elementos de la red inteligente también envían datos a tiempo real sobre su estado. Desde el puesto de control se pueden gestionar las incidencias o incluso solventarlas, debido a la implementación de sistemas autónomos a lo largo de la red. Estos sistemas autónomos permiten la auto resolución de incidencias, ya que podrán programarse previamente para ello.
Además, con los datos cedidos por los telecontadores, se pueden crear patrones de consumo más ajustados a las necesidades de la ciudad y de sus usuarios, y así realizar estudios de gestión energética más concretos, consiguiendo ajustar al máximo la generación con el consumo.
Ventajas de las Smart Grids
Las redes inteligentes aumentan el nivel de fiabilidad y calidad en el suministro de energía eléctrica. Cuando hay una avería, las tecnologías de la Smart Grid pueden detectar y aislar el problema, contribuyendo así a que la recuperación de la electricidad sea rápida y se desarrolle estratégicamente, por ejemplo, devolviendo la electricidad a los servicios de emergencia en primer lugar.
Además, la red inteligente saca mayor provecho de los microgeneradores de energía que tienen instalados algunos de los clientes cuando no se dispone de electricidad procedente de la compañía eléctrica.
Estas redes inteligentes facilitan a los clientes instrumentos que les permiten optimizar su propio consumo eléctrico y mejorar el funcionamiento del sistema global (gestión activa de la demanda). Lo hacen dando al usuario la información y las herramientas necesarias para tomar decisiones sobre el uso de la energía. El cliente puede ver cuánta electricidad consume, cuándo la utiliza y cuánto le cuesta a tiempo real, y ahorrar dinero gestionando su propia energía y eligiendo el mejor momento para consumir electricidad.
Contribuyen a mantener la sostenibilidad ambiental, integrando la generación distribuida de fuentes renovables, y desplegando la infraestructura de recarga para la movilidad eléctrica, ayudando así a la reducción de las emisiones de CO2.
Además, facilitan el almacenamiento de la electricidad y mejoran la eficacia en la distribución de los flujos de energía y la flexibilidad en la gestión de los picos de demanda, con la consiguiente disminución de las necesidades de nuevas instalaciones de generación.